Especialmente mujeres embarazadas, niños y ancianos pueden sufrir algún daño si deciden por iniciativa propia tomar cualquier tipo de medicamentos, incluso aspirinas o vitaminas.
Es común acudir a la farmacia para calmar algún dolor con un medicamento que conocemos porque alguna vez nos fue recetado, o porque alguien nos dijo que era efectivo o simplemente, porque nos pareció en el momento que podría servirnos.
La automedicación, práctica común tanto en hombres como mujeres, conlleva riesgos severos incluso en pastillas que nos son familiares, como las aspirinas o algunas vitaminas. Esto por varias razones, pero la principal es que cada persona es diferente y puede manifestar una reacción propia al medicamento.
De acuerdo al químico farmacéutico y presidente de su gremio Iván Saavedra, uno de los motivos de la automedicación es la comodidad, ya que se venden medicamentos en ferias libres y otros sitios de alta concurrencia; por lo que las personas suelen tomar esta determinación evitando así ir a una consulta, caminar hasta la farmacia o consultar a su farmacéutico.
Otra razón es el problema económico, ya que ir al consultorio significa un gasto en dinero, locomoción y espera.
Los países desarrollados han respondido a esta situación con políticas de control de medicamentos. En Latinoamérica es una preocupación creciente y que causa grandes problemas, especialmente con los medicamentos de venta directa, que son aquellos que se venden sin regulación.
Según explica Saavedra, cada medicamento y cada principio activo que lo compone trae consigo una reacción adversa. Estas van desde un simple enrojecimiento cutáneo hasta problemas mayores, como un paro respiratorio.
Así, cuando hay una persona que se automedica acude a la consulta del médico, éste se dedica a investigar la patología y si no se le informa que está tomando un medicamento puede haber una equivocación en el diagnóstico o el tratamiento, atribuyéndolo a otro motivo.
El segundo problema es la interacción, ya que los medicamentos tienen un principio activo o droga que tiene el mismo sitio de absorción o eliminación y por lo tanto, puede interactuar con otros medicamentos, con alimentos; algunos aditivos que tienen los alimentos o los tóxicos ambientales, todos los que puede potenciar la acción de la droga o disminuirla.
Todos los medicamentos son peligrosos en la automedicación. Incluso, aunque se suele pensar que las vitaminas no son dañinas, la vitamina A en exceso produce daño tanto a mujeres embarazadas como a los pacientes comunes.
Hasta una simple Aspirina está contraindicada para las personas que suelen hacer hemorragias o padecen de úlcera gástrica, y los componentes de este medicamento le potencia estas patologías. Por su parte, el paracetamol no está indicado para las personas que tienen daño hepático.
Cada persona es diferente a otra, tanto en absorción, metabolismo y excreción de los fármacos, lo que junto a la reacción adversa que en sí cada fármaco contiene, puede producir un daño.
Por eso, en general se recomienda no tomar ningún medicamento por iniciativa propia, lo cual resulta altamente peligroso, especialmente en las personas de edad, las embarazadas y los niños.
Fuente: Terra Chile
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